domingo, 23 de octubre de 2011

El aula como lugar de reflexión. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.




Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y la ilusión por lo que la educación debe mostrar que no hay conocimiento sin estos riesgos. Los errores pueden ser:

-Errores mentales. En cada mente hay una posibilidad de mentira porque en la autojustificación cada uno se miente a sí mismo.
-Errores intelectuales. Nuestros sistemas de ideas resisten a la agresión de las teorías enemigas.
-Errores de la razón. La racionalización se cree racional porque constituye un sistema lógico  pero ella se funda sobre bases falsas.

Por otra parte, desde el comienzo de la humanidad nació la noósfera con el despliegue de los mitos. Las sociedades domestican a los individuos por los mitos y las ideas, pero los individuos podrían recíprocamente domesticar sus ideas.  
El conocimiento del mundo se vuelve una necesidad intelectual y vital. Para organizarlo y así conocer problemas del mundo, es necesaria una reforma de pensamiento. Aquí, es importante la educación quien tendrá que tener en cuenta: 

-El contexto
-Lo global: será imposible conocer las partes sin conocer el todo y tampoco conocer el todo sin conocer las partes.
-Lo multidimensional
-Lo complejo

La educación por otra parte, debe favorecer el empleo total de la inteligencia. 

Hasta mediados del siglo XX la mayoría de las ciencias obedecían al principio de reducción, así la insuficiencia para tratar los problemas más graves ha constituido uno de los problemas más graves para la humanidad.
Como humanos hemos evolucionado partiendo de la casi ignorancia hasta un desarrollo más allá del mundo físico y viviente en el que cerebro, mente, cultura son dispensables. Debemos saber que la sociedad vive para el individuo y el individuo vive para la sociedad.

Desde el siglo XVI nos encontramos en la era planetaria y desde finales del siglo XX  en la fase de mundialización.
La historia planetaria produjo una variedad de lenguas, de culturas, de destinos, etc. Todo esto nos ha dejado un legado en el siglo XX, como es la herencia de muerte con las dos guerras mundiales, las armas nucleares, el SIDA, etc.

      Hoy en día, hablar de futuro causa en las personas una incertidumbre, por lo que la educación debe estar encaminada  para poder afrontarla y buscarle una solución. Tenemos que ser capaces de reconocer que es imposible predecir el destino, que el futuro es incierto y que en el hay variaciones y desviaciones. También debemos tener claro que toda acción conlleva tomar una decisión y poner en marcha una estrategia para conseguirla. 

      El autor nos habla de la importancia de enseñar la comprensión ya que cree que es muy importante para la educación del futuro, porque no puede haber comunicación sino se comprende antes los aspectos objetivos y subjetivos de la misma.
También nos dice que el individuo, sociedad y especie son inseparables a la hora de hablar de sociedad. A partir de esto surge la antropo-ética que es una conciencia individual más allá  de la individualidad.

La humanidad es ahora una noción ética pues nosotros tenemos su destino. Además nos encontramos con un problema antropo-histórico irremediable pero que podríamos encontrar mejoras entre todos.

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